Los orígenes del Reiki se remontan a miles de años atrás, cuando nuestros antepasados ​​usaban sus manos para sanar, al igual que la historia de Jesús.

En el siglo XX, el médico japonés Mikao Usui modernizó esta técnica y le dio estructura. Él mismo se entrenó para convertirse en sanador y luego entrenó a otros para que transmitieran esta sabiduría a las nuevas decenas que llegarían a Occidente en el siglo XXI.

Entonces, ¿en qué se basa el reiki?

Es una técnica muy sencilla pero eficaz. A través de las manos se canaliza y transmite al paciente la energía universal que existe en todo y en todos, similar a una manguera de agua que deja correr el agua a través de ella, regando una planta y dándole vida y reconexión con su energía.

En una sesión se expulsan energías negativas o de baja vibración, que a menudo provocan un malestar repentino, estrés o incluso dolor físico o debilitamiento del sistema inmunológico.

También tiene efectos muy positivos para pacientes con ansiedad o depresión.

La curación es a nivel mental, físico y emocional, por lo que es muy normal que durante o después de una sesión se liberen emociones estancadas. Si se acompaña de una meditación guiada durante la sesión, facilita la relajación y el trabajo del cuerpo para sentir la curación.

Durante la sesión también hay otras herramientas que se utilizan para permitir que el flujo de energía arroje al cuerpo como un cuenco cantor o cristales.

Asi que, por que no intentarlo?